jueves, 29 de septiembre de 2016

Entre Madero y Bolívar.

No sé si sea demasiado loco al tener tantos recuerdos, tantos datos, tantas historias, soy demasiado detallista en lo que me importa, recuerdo ciertos días y momentos que han pasado en x o y lugar, y este es un caso como ejemplo:

Llegamos puntual a la cita,  con muchos nervios, mucha emoción y a decir verdad con gran incertidumbre de que pasaría, eran pocas las cosas que sabíamos el uno del otro, pero como dice esa frase trillada…”quien no arriesga no gana”.

Íbamos sonrientes y tranquilos, sabíamos que era nuestro momento, que nada ni nadie podría detenerlo más que nosotros dos,  disfrutamos la ciudad, porque si algo es seguro es que la CDMX tiene grandes noches, muchos lugares para divertirse y pasar un buen rato.

Caminamos por las calles aledañas al Zócalo, por algunos rincones que ella nunca pensó recorrer, hasta que llegamos a Madero, recién se había hecho una calle exclusivamente peatonal por lo que la afluencia era enorme, nos encontramos con  cientos de personas pero nadie importaba más que ella, no había ojos para nadie más.

Cuando cruzamos por Bolívar, no aguanté más, No pude aguantar mi gusto, mi deseo, mis ganas de compartir momentos con ella, justo ahí nos dimos el primer beso, un beso suave, tranquilo y relajante, un beso que a la fecha no he podido olvidar, bien dicen que los primeros instantes lo son todo y ese fue espectacular,  sin lugar a dudas ha sido uno de los mejores de los que tenga memoria. 

Me dicen loco por recordar tantas cosas que para muchos puede ser insignificantes, pero para mí no, sabía que la persona que estaba justo frente a mí era la persona ideal,  por lo mismo en el centro histórico de la ciudad de México, con muchos transeúntes, muchas luces, tantos establecimintos se forjó  una noche mágica, porque entre tantos sólo  éramos nosotros, dos personas que sabían que era el inicio de  un bello viaje … ahora nunca olvidaré ese cruce, porque entre Madero y Bolívar siempre será un gran momento en mi vida ...